El Diario El Comercio ha querido reconocer, en sus premios de Acción Social, la dura labor que han llevado a cabo durante la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 las residencias de mayores y sus residentes. Por este motivo, publicaron en su especial sobre los premios, una entrevista al director del Hospital Gijón, Arsenio Alonso, que pasamos a transcribir íntegra.

(Foto realizada por Carolina Santos para el Diario El Comercio)

«Colgaría una medalla a cada trabajador»

Arsenio Alonso.
El director del Hospital Gijón y presidente de Ascege destaca la importancia de un premio, «fundamental para la autoestima» del sector sociosanitario

Arsenio Alonso (Oviedo, 1959), médico, gerontólogo, director desde su apertura del Hospital Gijón, una de las 192 residencias privadas que funcionan en el Principado, y presidente desde hace seis años de Ascege –la patronal geriátrica asturiana líder en plazas concertadas– es rotundo: «Cuidar es un arte». A él, que lleva desde el año 1999 en el sector sociosanitario, le ha deparado muchas más satisfacciones que sinsabores. Y eso pese a la dureza de un trabajo en el que «lo que ves a diario es fragilidad, pérdida de capacidad...».

Eso, en condiciones normales, porque si hablamos de una pandemia como la provocada por el SARS-CoV-2 y todas las restricciones que llevó aparejadas, las consecuencias son aún más devastadoras. Para los usuarios y también para sus cuidadores.

Dice Arsenio Alonso que, pese a haber sacrificado sus relaciones sociales, trabajado por encima de horarios y gestionado la impotencia y el miedo ante lo desconocido, el personal de los centros sociosanitarios «consiguió mantener la cercanía en el trato, la sonrisa, la cordura y la sensatez. Lo que es muy difícil». De ahí que no tenga más que palabras de reconocimiento para esos cerca de 7.000 trabajadores –mujeres en su mayoría, subraya– que se ocupan de los mayores en los centros residenciales asturianos y fueron su soporte emocional en lo peor de la pandemia. No quiere personalizar, pero pone un ejemplo: Nieves, usuaria del Hospital Gijón, «siempre dice que Mónica, su cuidadora, es su ángel de la guardia».

El premio que EL COMERCIO concede este año a las residencias de ancianos y sus usuarios supone, dice, el «respaldo social» que echaron en falta en los primeros meses de la pandemia, cuando «se hablaba de los héroes de la sanidad mientras se cuestionaba» a los centros sociosanitarios y a sus trabajadores. «Este premio viene a corregir un poco esa situación. Es fundamental para la autoestima». Si en su mano estuviera, «colgaría una medalla a todos y cada uno de nuestros trabajadores». Y también lo haría con las familias de los trabajadores, «a las que tenemos que estar muy agradecidos».

Él lo tiene claro, si ha de hacer extensivo el reconocimiento lo haría en las figuras de «Alejandra, Julia y Elena, mi mujer y mis hijas, por ayudarme a pelear y dar lo mejor de mí mismo sin pedir nada a cambio».

En sus más de dos décadas de dedicación al sector sociosanitario no tiene ninguna duda de que lo vivido desde marzo de 2020 ha sido «lo peor». Al principio, primaba «una sensación de impotencia. Carecíamos de muchosmedios materiales, trabajábamos con protocolos cambiantes, había noticias contradictorias. No tenías una sensación de estar haciéndolo bien. Te preguntabas ¿y qué hago yo, ni no puedo hacernada más?», recuerda.

Afortunadamente, el inicio de la vacunación apenas nueve meses después de declararse la pandemia supuso un giro de 180 grados en la situación. «A mí me tachaban de superoptimista cuando decía que la vacuna estaba funcionando muy bien, pero el tiempo nos ha dado la razón». Y permitió ir dando pasos hacia una situación que ahora mismo «no podemos decir que sea normal, pero sí soportable». Pese a ello, aprecia que en parte del sector aún se vive «con un miedo excesivo».